Ha llovido mucho desde que ocurrió el que es considerado como el primer accidente de trabajo de la historia, cuyas referencias se remontan a la época del neolítico, cuando se produjo el derrumbamiento de una galería subterránea en una cantera de sílice donde hoy se emplaza la actual Bélgica, exactamente en la zona de Oubourg, a orillas del Mosa.(1)
Y menos ha llovido desde el Acta de Compensación de Trabajadores (Ley de Accidentes de Trabajo), fechada el 30 de enero de 1900 y considerada la primera Ley de la Seguridad Social en España y punto de partida del posterior Reglamento de Accidentes de Trabajo, del 28 de julio del mismo año.(2)
A lo largo de estos 120 años la evolución técnica y jurídica de la seguridad y la salud en el trabajo ha sido notable, incorporando más actores en escena (técnicos de PRL, SPA, SPP, recursos preventivos…) y otorgando diferentes y nuevas responsabilidades y funciones, tanto a los nuevos actores como a los ya existentes.
Con toda esta evolución técnica y jurídica, ¿hemos mejorado la siniestralidad laboral desde 1900?
La respuesta la podemos ver en la evolución del número de accidentes de trabajo desde ese año(3) (datos solo hasta 2007).
Fuente: Agustín Galán García
Es cierto que la tendencia de la siniestralidad por accidente de trabajo, creciente desde inicios del siglo XX, se truncó considerablemente a principios de los años 70 al caer a poco menos de la mitad hasta mediados de la década de los 80, aunque tomó nuevamente un recorrido creciente hasta la actualidad.
Podemos pensar que el primer Plan Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de 1970, y posteriores, ayudó en gran medida a esta caída (y quizás así fue), pero también cabe considerar la ayuda que supuso la crisis del petróleo de 1973, que originó una movilidad de trabajadores del sector primario y secundario hacia el sector terciario, con menor riesgo de accidente grave.
A partir de finales de los 80 y hasta la actualidad nos encontramos en un período ascendente en las estadísticas que nos invita a tomar otros enfoques para coger nuevamente la senda decreciente en el número de accidentes de trabajo.
Todavía queda mucho trabajo por hacer en cuanto a seguridad y salud en el trabajo. El goteo incesante de accidentes graves y mortales, y por supuesto también los de menor gravedad, merecen toda la atención y adopción de estrategias y medidas de prevención.
Pienso siempre en los siguientes aspectos como pilares estratégicos para reducir la siniestralidad laboral:
- Llevar a cabo una profunda actualización de la Ley 31/1995, de prevención de riesgos laborales, y del RD 39/1997, de servicios de prevención ajenos, que permitan una prevención ágil, eficaz y no excesivamente burocratizada.
- Programas públicos y eficaces de concienciación e integración de la PRL para empresarios, directivos y mandos intermedios.
- Racionalización de las sanciones (mejor crear un buen plan de bonificaciones por falta de siniestralidad que establecer sanciones económicas, en ocasiones irracionales).
- Establecer una cultura preventiva de base (en el ámbito escolar, de la formación profesional y en la formación universitaria).
- Otorgar nuevas atribuciones a los servicios de prevención ajenos como entidades colaboradoras de la administración.
Os dejo el ejercicio de reflexionar sobre estos y otros aspectos vinculados a la prevención de riesgos laborales que consideréis que requieren una actualización, o implementación, y cuál debería ser el enfoque estratégico global para conseguir un impacto lo suficientemente positivo como para hacer historia, y que sea recordado dentro de cien años como un punto de inflexión que marque una clara disminución de la siniestralidad.
Que tengáis un feliz y seguro Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo
Josep Maria Asnà Aguilà
Director técnico de Previntegral Group
Referencias:
(1) (2) MOLINA BENITO, José Antonio (2006). Historia de la seguridad en el trabajo en España. Junta de Castilla y León. ISBN: 84-689-8477-9.
(3) GALÁN GARCÍA, Agustín. “Accidentes de trabajo en España 1900-2007. El perfil de las víctimas”, Seguridad y Medio Ambiente, 2009, nº 116 [cuarto trimestre]. Fundación Mapfre.
