Salud laboral y embarazo
El embarazo es una etapa muy importante en la vida de una mujer. Durante este periodo, su cuerpo experimenta cambios significativos para acomodar al feto en crecimiento. Aunque la gestación es una situación fisiológica normal, en algunos casos puede ser una fase de vulnerabilidad especial, por lo que es fundamental proteger la salud y el bienestar de la madre y su hijo.
En el entorno laboral, hay que tener en cuenta que existen ciertos riesgos que pueden afectar negativamente la salud de la mujer embarazada y su descendencia, por lo que es necesario tomar medidas para prevenir y reducir estas situaciones.
La incorporación plena de la mujer a la vida laboral ha llevado a analizar cuál puede ser la influencia de esa actividad en el desarrollo del feto y a saber si puede desarrollar esa actividad durante el embarazo teniendo en cuenta que en la actualidad prácticamente todas las profesiones pueden ser ejercidas por mujeres.
En el ámbito internacional, la Directiva del Consejo de Europa 92/85/CEE considera a la mujer gestante, que haya dado a luz o se encuentre en periodo de lactancia como una trabajadora especialmente sensible y, por lo tanto, se deben adoptar medidas relativas a su salud y seguridad y evaluar los riesgos específicos de exposición a agentes, procedimientos o condiciones de trabajo peligrosas.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) entiende que es preciso realizar una evaluación para saber si el trabajo que realiza la gestante comporta algún riesgo para el embarazo en función de los siguientes parámetros:
- Tipo de trabajo.
- Condiciones y horario laboral.
- Tareas que requieren el estado físico de la mujer.
- Características ambientales.
- Materiales que se manipulan.
Para prevenir y reducir los riesgos laborales que afectan al embarazo y la lactancia, es fundamental tomar medidas de prevención, es decir, eliminar o reducir la exposición a los riesgos laborales en la medida de lo posible, con especial atención a los riesgos ergonómicos, manipulación manual de cargas, químicos, biológicos, radiaciones, temperaturas extremas, etc. En algunos casos, esto puede implicar la adaptación del puesto de trabajo o la reorganización de los horarios laborales y en otros puede ser necesario el uso de equipos de protección personal.
Es importante que la trabajadora comunique su embarazo a las personas con responsabilidad en prevención de riesgos laborales, como el servicio de prevención, su delegado o el servicio de vigilancia de la salud, y a la empresa para poder llevar a cabo las medidas preventivas necesarias para evitar la exposición a riesgos laborales, adaptar el puesto de trabajo y, en el supuesto de que no se pueda adaptar, tramitar la prestación por riesgo de embarazo para proteger la salud de la mujer embarazada y la de su hijo.
Varios estudios han demostrado que es importante mantener niveles bajos de estrés, flexibilidad de horarios con descansos suficientes y equipos adecuados para manipulación de cargas y posturas forzadas para evitar fatiga y estrés excesivos.
Finalmente, es importante que las mujeres embarazadas reciban la información y el apoyo necesarios para tomar decisiones informadas sobre su trabajo durante el embarazo. Las empresas pueden proporcionar información sobre los riesgos laborales para las mujeres embarazadas y las medidas a tomar para proteger su salud y la de su bebé.
El embarazo es una situación fisiológica normal, pero también puede ser una época de vulnerabilidad especial para ellas. Las empresas deben garantizar que las mujeres embarazadas estén protegidas en su puesto de trabajo y tomar medidas para prevenir riesgos laborales y ajustar sus condiciones, si es necesario. Al promover un ambiente de trabajo saludable y seguro, las empresas pueden garantizar que sus empleadas embarazadas puedan continuar con su actividad laboral de manera efectiva y sin poner en riesgo su salud y la de su bebé.