Una buena o mala alimentación en el trabajo afecta directamente al rendimiento. La mayor parte de nuestro día lo pasamos en el trabajo. Hoy en día es imposible concebir una vida saludable sin unos buenos hábitos en el trabajo que nos permitan mantener una buena salud, estado de ánimo y rendimiento físico e intelectual.
Una alimentación equilibrada y con la frecuencia adecuada en el trabajo ayuda a mantener el nivel de energía necesario para desarrollar con éxito todas las tareas durante una jornada laboral. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 20% de los trabajadores puede aumentar su productividad siguiendo una alimentación saludable. Para fomentar unos buenos hábitos entre todos los trabajadores, las empresas pueden desarrollar un plan de Promoción de Salud en el Trabajo (PST) teniendo en cuenta, por ejemplo:
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